Arguis y su entorno es un paraíso para los senderistas. Su circo de montañas permite alcanzar infinidad de balcones naturales desde donde contemplar grandes vistas.
Gratal, Peiró, Pico del Águila, Presín, las Calmas… La lista es amplia, pero ¿por qué no recorrer todo el valle para conocer el suelo sobre el que se asienta Arguis y de paso subir al Peiró recorriendo el hayedo más meridional de la provincia de Huesca que es toda una joya botánica?
La vida en movimiento.
Circular Arguis y pico Peiró
El domingo se despertó lluvioso, así que decidimos ir a Arguis ya que esta cerca y la meteo era algo mejor por esa zona. El pueblo esta a unos 20 kilómetros al norte de Huesca y en mas o menos una hora ya estamos aparcando en la explanada junto al Bar-Merendero “La Foz”, un poco antes de llegar al pueblo.
Comenzamos a caminar por la vieja carretera del Monrepós dirección a Arguis. Una vez pasado el pueblo continuamos hasta llegar a una gran curva donde tomamos el desvío a Bentué de Rasal, carretera de gran belleza que une los valles del Isuela y del Garona, con unas magnificas vistas de la Ralla d’ as Tiñas y con el Pico Peiró como telón de fondo.
Tras caminar algo mas de 2 kilómetros un cartel nos desvía de la carretera hacia la izquierda tomando una pista forestal que nos lleva hacia la Sierra de Gratal.
En unos 500 metros llegamos a una bifurcación en la que hay un pequeño aparcamiento, donde mucha gente que viene a subir este pico deja el coche. Desde aquí tomamos la pista de la derecha y casi sin darnos cuenta nos encontramos en el inicio de la ascensión hacia el Pico Peiró.
El sendero se adentra en el bosque con los tramos de mayor pendiente del recorrido entre las sombras de un espeso pinar en el que también encontramos bojes, tejos, robles… Un terreno resbaladizo donde comenzamos a pisar nieve que callo la noche anterior.
En algunos tramos encontramos travesaños de madera cruzados que ayudan a superar esta dura parte del recorrido.
Cuando llevamos subiendo un buen rato la senda se suaviza un poco y va girando a la derecha en dirección al Pico Peiró. Un poco antes de que el recorrido gire de nuevo a la izquierda, hay un mirador hacia nuestro destino desde donde se pueden ver las curiosas formaciones de roca que hace la montaña.
Tanto en este mirador como en otros puntos del recorrido hay unas protecciones de sirga o barandado de madera que no comprendía muy bien porque estan, ya que en ningún momento hay peligro y la verdad es que afean mucho la montaña.
La senda hace un giro a la izquierda, y comienza un suave descenso que nos adentra en el pequeño, pero espectacular, Hayedo del Peiró.
Altos árboles de tronco gris sobre un manto blanco rodean el sendero en su dirección hacia el Pico Peiró. Enseguida pasamos por un cartel indicador que señala hacia la izquierda la subida al collado de Sarramiana por una empinada cuesta que cruza el hayedo, pero nosotros continuamos recto hacia el collado del Peiró.
Desde este cruce, cambiamos de vertiente y abandonamos el bosque de hayas. A partir de ahora comienza de nuevo la subida, de momento de forma suave, rodeados de bojes y otros arbustos bajos, donde el terreno nevado es bastante resbaladizo.
A continuación volvemos a ganar altura rápidamente por la senda marcada con hitos de piedra, rodeados a partir de aquí de grandes erizones, hasta alcanzar el collado.
Cuando llegamos al collado ya podemos ver el valle de la otra vertiente con buenas vistas de la sierra Caballera y del entorno de Bentué de Rasal. Desde aquí ya divisamos la cresta cimera, y siguiendo unos 200 metros de ascensión con la nieve por los tobillos llegamos a la cresta por la derecha. Caminamos por ella con mucho cuidado, para llegar al hito de piedra que indica la llegada a pico.
En poco más de 2 hora alcanzamos totalmente congelados la cima del Peiró. A lo lejos , en el norte se divisan los Pirineos, desde el Pico Bisaurín hasta el Cotiella; hacia el este, allá abajo, vemos la amplia llanura donde se encuentran los pueblos de Bentué de Rasal y Rasal; hacia el sur nos protegen las sierras de Caballera, Loarre y Gratal y por el oeste el Pico del Águila y el Pantano de Arguis.
Después de estar un rato pasando frío y contemplando las vistas, regresamos por el mismo camino, esta vez cuesta abajo, hasta enlazar con el cruce de pistas. Para regresar seguiremos la pista hacia la derecha por las faldas de la Sierra de Gratal.
Rodeados de pinos nos encaminamos hacia el embalse de Arguis. Al alcanzar el extremo del pantano cruzaremos la pequeña presa para rodear el embalse y enseguida llegamos de nuevo al punto de partida, completando así esta ruta circular.