Cada estación del año dura tres meses.
A los tres meses de nacer aprendemos a reír.
Cuando eres niño tienes tres meses de vacaciones.
La vida de muchos insectos tan solo dura tres meses.
Una manía, se quita, si consigues dejar de hacerla durante tres meses.
Cuando empiezas en un nuevo trabajo tienes tres meses de prueba.
A los tres meses aconsejan cambiar el entrenamiento para seguir evolucionando.
Dicen que hay que cambiar el cepillo de dientes cada tres meses.
La mayoría de los abortos naturales se producen a los tres meses.
Para dejar de fumar, la primera meta es la de los tres meses.
Tres meses son 90 días, 2160 horas, 129.600 minutos, 7.776.000 segundos y eso es el tiempo que llevo con la maldita lesión.
No tengo muchas cosas que contar, sigo viendo el tiempo pasar a través de la ventana, y a veces lo hace muy lento. La lesión sigue estando ahí, y cualquier gesto o movimiento raro me hace recordar que las molestias en la rodilla no desaparecen.
No quiero empezar a impacientarme, pero la indefinición es lo más duro de afrontar. No es cuestión de mucho o poco tiempo, eso es relativo, sino de cuánto. Hablarme ahora de semanas es insignificante, incluso de meses, el problema es no saber cuándo empezaré a ver algo de luz. Pero no pienso desistir, sigo y seguiré luchando contra las adversidades.
De las causas ya hablaré más adelante, algunas son complejas, y todavía estoy analizando y sacando conclusiones. Tampoco tengo ganas de justificar nada, la verdad, los que quieran aprovechar para decir que era lo normal, que me daba mucha caña y que esto no conduce a nada que aprovechen ahora. Desde luego que estas lesiones no aparecen por estar sentado en un sofá viendo la tele, me ha tocado, y como me ha dicho el médico, son cosas del deporte y de la suerte de cada uno.
Esto me está sirviendo para darme cuenta de lo poco que se valora el bienestar y los buenos momentos. Sólo hablando de deporte, echo tanto de menos aquellos rodajes suaves por el Castellar viendo atardecer, las pateadas por el Pirineo de los fines de semana o incluso los trotes cochineros con mi novia por el parque del Agua.
En resumen, aunque estoy bastante tocado no voy a morirme de esto. Tengo mucha gente que me apoya, sobre todo mi chica, mi familia y mis amigos, y antes de lo que se creen estaré andando, corriendo o escalando por las montañas junto a ellos.